Nuestros hábitos pueden ser nuestros mejores amigos, o nuestros peores enemigos. Nuestro cerebro está programado para automatizar lo que hace con frecuencia, para dejar esa energía “libre” para otros asuntos. Cuando el hábito nos es saludable, este mecanismo de supervivencia juega a nuestro favor. Pero… cuando el hábito nos resta más que nos suma, repercute en nuestra contra.
Todos/as en algún momento de nuestra vida hemos querido cambiar algún hábito. En el artículo sobre cómo cumplir los objetivos de año nuevo, comentábamos brevemente algunos aspectos relacionados con el cambio de hábitos. Hoy, vamos a destacar algunos aspectos clave que necesitarás tener en cuenta si quieres conseguirlo. Empezamos 😉

ÍNDICE
COMPROMÉTETE CON EL CAMBIO
Comprometernos con la acción es como echar gasolina para un viaje largo: sin compromiso (gasolina) no llegarás muy lejos.
Responde en un papel las preguntas “¿Por qué quiero cambiar?” y “¿Para qué quiero cambiar?”.
Siguiendo la cita de Friedrich Nietzsche: “Aquél que tiene un porqué para vivir, puede soportar casi cualquier cómo”

SOPESA LO POSITIVO… PERO TAMBIÉN LO NEGATIVO
Seamos realistas: si el cambio sólo tuviese consecuencias positivas, ya lo habrías hecho, y no tendría ningún sentido que ahora mismo, estuvieses leyendo este artículo.
Si te cuesta cambiar, es porque algo, ALGO, de positivo tiene. Por ejemplo: los ultraprocesados tienden a ser más sabrosos que la comida sana; quedarse en el sofá es más cómodo que levantarse para ir a entrenar; etc.
Aceptar que te vas a encontrar con dificultades en el camino, no te desmotivará. ¡Al contrario! Al estar ya mentalizado/a, te será más fácil afrontar las adversidades cuando lleguen. Porque llegar… llegarán. Y, además, aumentará tu percepción de control durante el proceso. Aspecto importantísimo, para prevenir tirar la toalla al primer percance.

PLANTÉATE OBJETIVOS ESPECÍFICOS Y DESARROLLA UN PLAN DE ACCIÓN
Huye de ambigüedades y mensajes difusos. Propósitos del tipo: “Estar más sano/a”, “Comer mejor”, o “Ser más Realfooder que Carlos Ríos”, no nos suelen llevar a buen puerto. Cuanto más concreto, mejor: “Comer sano el 90% de las veces”, o “Hacer ejercicio 4 veces por semana”, pueden ser mejores opciones.
Una vez los tengas bien planteados, necesitarás escribir cómo los vas a conseguir, paso a paso. Pongamos un par de ejemplos:
– Buscaré un deporte que me guste.
– Compraré ropa de deporte para tenerla ya disponible.
– Fijaré los días a la semana que iré a entrenar, para aumentar mi compromiso con esa tarea.
O….
– Me documentaré en fuentes fiables sobre nutrición y cocina saludable.
– Guardaré un día a la semana para hacer una compra grande, y que no me pille sin comida sana en la despensa.
– Si lo considero necesario, acudiré a un/a dietista que me enseñe a comer de forma saludable.

CONECTA TU META CON TUS VALORES
Desde la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT del inglés, Acceptance and Commitment Therapy), se entiende que un valor es una dirección vital elegida por ti mismo/a. Los valores nos ayudan a dirigir nuestras acciones y a encauzar el rumbo cuando nos torcemos. NO son objetivos como tal, ya que los valores no se logran, se caminan. Son una forma de vida.
Si tu objetivo es empezar a entrenar PARA tener el cuerpo de tu influencer favorita, eso no es un valor. Es un objetivo. Te podrá dar satisfacción si al final lo consigues, pero será una satisfacción mucho más superficial y efímera. Y tan pronto como la consigas, vivirás con el miedo a perder lo logrado.
En cambio, si tu objetivo es empezar a entrenar PORQUE para ti es importante vivir plenamente, sentirte funcional, y vivir con más energía; estarás conectando con esos valores, a través de tus acciones. No necesitarás llegar a un objetivo en sí mismo para sentirte bien. El hecho de sentir que vamos hacia la dirección que queremos, en el aquí y ahora, ya nos gratifica per se.

ACEPTA LA INCOMODIDAD
Ningún cambio es fácil. Tu cerebro va a intentar tirar de los viejos patrones, porque eso le hace ahorrar energía. Y por tanto, se va a resistir. No va a querer gastar. Ese gasto extra, te lo transmite en forma de emociones como la incomodidad, la pereza, la desidia, etc. Los métodos milagro tipo “Deja de fumar en 20 días” o “Adelgaza en 2 semanas”, no suelen ser la panacea (aunque nos los vendan así).
Haz del proceso TU proceso. Cada persona es distinta y por tanto, cada uno/a vivimos los cambios de forma muy diferente. Algo de incomodidad habrá, pero eso, no es el problema en sí. Es una señal, de que te estás esforzando por mejorar ✅

ANTE EL ERROR: AUTOCOMPASIÓN
Ningún deportista de élite está donde está por no haber fallado nunca un gol, o un triple. Están ahí, porque aunque hayan fallado, han seguido mejorando tu técnica y su rendimiento. Lo mismo te ocurrirá a ti: aunque quieras comer más sano, aunque quieras dejar de fumar… probablemente algún día te pases un poco con las raciones, o caiga algún cigarro en un contexto social.
Eso no significa que hayas recaído, o que lo tengas que tirar todo por la borda. Aunque pasen por tu cabeza pensamientos “de perdidos al río”, no tienes por qué asumir que eso es así (porque no lo es). El fallo es algo inherente al propio proceso de aprendizaje. Y un cambio de hábito, es un proceso de aprendizaje continuo. Por tanto… no es raro que aparezca alguna que otra (como yo las llamo)“minipifia”, ¿no crees?
No te castigues, errar es de humanos. Eso sí, intenta aprender qué te ha llevado al error, y cómo lo podrías solucionar, de cara a la próxima vez.
Y sobre todo: (auto)refuérzate por tus pequeños-grandes logros. El refuerzo positivo es imprescindible para prevenir el agotamiento y la desmotivación durante el proceso. Cuando consigas algo que para ti ha sido un esfuerzo, prémiate con autocuidado, con quedar con tus amigos, con ver una peli, sacar a tu mascota, o cualquier actividad que para ti sea placentera, y no vaya en contra de tus valores.

PEDIR AYUDA CUANDO HACE FALTA ES DE SABIOS
Y por último, pero no menos importante, comunica a las personas de tu entorno el cambio que quieres lograr, y hazles saber qué cosas pueden hacer para echarte una mano. Si tu entorno es saludable y validante, te escucharán, entenderán y ayudarán.
Por ejemplo: si quieres mejorar tu alimentación, sería interesante que tus amigos no te bombardeasen con planes de comidas y cajas de bombones. Como poco… te haría un poco más fácil el camino 😊
Y por supuesto, si lo consideras necesario, acude a un profesional de la psicología que pueda ayudarte en el proceso.
Espero que estos puntos te resulten útiles ✅ y no olvides compartirlo con quien creas que le pudiese ser de ayuda 😊
🔵 Si quieres que escriba sobre algún tema en concreto, puedes proponérmelo en los comentarios del artículo 😉
🔵 Si deseas concertar una cita (presencial u online) puedes escribirme al Whatshapp o al correo electrónico que aparecen en mi web (contacto@patriciagarciapsicologa.com)
Buen día 🍀 😊
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